domingo, 10 de abril de 2011

REFLEXION SOBRE EL CONTÍNUO DEVENIR HISTÓRICO QUE VA DEL PRESENTE AL PASADO Y VICEVERSA.

No sirve de nada decir que el pasado aclara el presente o que el presente aclara el pasado. Una imagen contraria y quizá mejor es aquella en que el Antes encuentra al Ahora, en un relámpago fugaz y para formar una constelación. Dicho de otra manera, esta imagen es la dialéctica en detención. Pues mientras que la relación entre pasado y presente es puramente temporal, la relación del Antes con el Ahora es dialéctica: no es de naturaleza temporal, sino figurativa... No es algo que se desarrolla, sino una imagen de brusca discontinuidad. Apenas las imágenes dialécticas son imágenes auténticas, y el lugar donde las encontramos es el lenguaje.

Walter Benjamin, "Teoría del progreso"

El tiempo histórico no existe de manera independiente de los acontecimientos, no existe al margen de los sucesos, no tiene sentido ni realidad fuera del torrente de la historia. Estos acontecimientos que conforman la historia están, a su vez, marcados por la ruptura, de allí que el tiempo histórico, en su dimensión pasada y futura, sea más visible en los momentos de ruptura y de crisis que en los tiempos de relativa calma. En otras palabras, el tiempo, fuera de la interacción social real, no actúa por sí mismo: porque ni el punto del espacio ni el momento mismo disponen de realidad física, si no es en el acontecimiento propiamente dicho. El tiempo no existe fuera de los hechos ni de sus interrelaciones, y como factor real del movimiento histórico, tiene sentido, precisamente, en el seno de esta amalgama de sucesos y de su estrecha combinación con el espacio. La mayor o menor profundidad de los acontecimientos confiere también a la historia ritmos diversos, densidades múltiples que suelen aparecer de manera simultánea, confiriéndole una mayor o menor apariencia de velocidad o lentitud, según los procesos sociales que se despliegan en su curso. 
Podemos decir también, atendiendo a estas imágenes sucesivas, que los acontecimientos que se despliegan en el presente causan perturbaciones a través del espacio-tiempo en la medida en que modifican constantemente nuestra visión del pasado. El pasado ocurre así como un paisaje de fondo que se transforma y se distorsiona en función de la velocidad con la que nos alejamos de él, modificándose también a partir de los acontecimientos que se suceden en el presente y que de inmediato se incorporan a este inmenso paisaje de un horizonte ya vivido, contemplado en perspectiva y en diferentes grados de amplitud y de complejidad, un pasado que a menudo parece más bien acercarse en determinados trechos del camino, en algunos tramos del devenir que se desenvuelve a nuestras espaldas.  

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